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Revista digital
CLASE MAGISTRAL
24.04.2017

EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY EN LA CIUDAD GLOBALIZADA

Por Pedro R. David
Texto del discurso pronunciado en la Legislatura porteña al recibir el 17-11-2016 la distinción de Personalidad Destacada de las Ciencias Jurídicas por ley 5599

 Agradecimientos

 Esta ceremonia, cuyo contenido y simbolismo excede por mucho mis modestos méritos, es el resultado de las gestiones que generosamente ha llevado a cabo la Diputada de esta honorable Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires Sra. Cristina García de Aurteneche, movida por su intención de hacer de la Ciudad de Buenos Aires una entidad aún más propicia para la cultura, las ciencias, las artes y las técnicas y por ello quiero expresarle mi más profunda gratitud.

 Deseo también agradecer a todo su equipo de colaboradores, y entre ellos especialmente al Dr. Carlos Marcelo Duda, que siguió con eficacia y sin pausa todos los pasos legislativos indispensables a este importante reconocimiento.

 Por último, deseo agradecer a todos los legisladores de las diversas agrupaciones cívicas que apoyaron la iniciativa, y asimismo a todos ustedes, amigos y colegas aquí presentes.

 Una perspectiva de la ciudad en la historia: la ciudad de Atenas (la polis), la democracia y la paz

 Cada vez que se menciona el origen histórico de las formas de gobierno (democracia, tiranía y oligarquía), Atenas antigua (siglos V a VIII a.C.) resulta una referencia obligada, tanto entre arquitectos, juristas y filósofos, observada en la riqueza histórica de las obras de Platón y de Aristóteles y en las tragedias y mitos griegos.

 En esos tiempos, Atenas era una ciudad que a pesar de albergar a clientes y esclavos junto a los ciudadanos atenienses, había elegido la democracia, en la perspectiva aristotélica, como forma de vida (way of life).

 Esa democracia estaba caracterizada por la participación activa de los ciudadanos en la solución de los problemas que aquejaban a Atenas, cualesquiera fuese su naturaleza. Ello constituía una obligación que era garantizada con una pena de expulsión de la ciudad, el exilio tan cruel, para aquellos ciudadanos que no se atrevían a criticar las acciones públicas de la ciudad de un modo franco y decidido, a los que esperaban que los conflictos se resolvieran por la acción de otros. A esos ciudadanos, los griegos de Atenas los llamaban “los atimicos”, los deshonrados, que habían traicionado sus obligaciones.

 Pericles, el gran tribuno de Atenas, sostenía que quienes no se interesaban en los asuntos públicos eran parásitos, completamente inútiles para la ciudad. Según Castoriadis el vocablo “idiota” viene del vocablo “idiotes”, esto es el imbécil que sólo se ocupa de sus propios asuntos[1]

 Esa Atenas clásica consideraba que la ley y su cumplimiento tenían una ventaja sobre la voluntad de los hombres. La ley representaba “la razón” sin deseos, mientras que la voluntad del hombre venía teñida de sus propias apetencias, de sus intereses.

 Los griegos querían vivir en ciudades con gran armonía de valores y llamaban “eunomicas” a aquellas ciudades que tenían buenas leyes y las cumplían. Y llamaban ciudades “anomicas” a aquellas ciudades que no tenían buenas leyes y tampoco las respetaban.

 De allí viene el concepto de anomia[2], que hoy indica a todo lo confuso de la vida personal y social, donde el caos y la confusión prevalecen[3].

 Esa ciudad “eunomica” aseguraba una mejor integridad personal, familiar, social y política y se aproxima a lo que Margalit describe en su libro como “La sociedad decente”, una “ciudad sin humillaciones”, allí donde el otro puede transformarse en un tú más fraterno, unido por la concordia y la paz, dando lugar a un nosotros conciliador y pluralista.

 Fueron tres las ciudades que en Grecia señalaban características centrales de la vida cultural y religiosa: Olympia, donde nacen los juegos del mismo nombre en el año 976 A.C; Delfos, la ciudad sagrada, ubicada según los griegos en el centro de la tierra, con sus sacerdotisas del oráculo, y la ciudad de Cos, un gran centro de curación de enfermedades, con los precursores y seguidores de Hypocrates[4].

 Recordemos además que la polis representaba las raíces históricas culturales del pueblo ateniense, que excedían así los límites geográficos de lo construido materialmente. Pertenecer a Atenas era ser parte de una comunidad de valores que los distinguían de todos los otros pueblos, apuntalando la vida en democracia y cuidando que no degenerara en tiranía y oligarquía.

 Por ello Atenas decidía sus innovaciones jurídicas y legales no por el cambio artificial de normas que luego no se obedecían sino a través de leyes que fortalecían la justicia y la igualdad, también la concordia y la seguridad, la prudencia, la fraternidad, con la justicia como un sol que preside el sistema planetario de los otros valores.

 El aspecto pedagógico del cumplimiento y de la violación de las leyes

 Quiero recordar aquí que en una de mis frecuentes visitas a la ciudad de Tokyo, en Japón, donde sólo se puede fumar en espacios públicos exclusivamente designados a esos fines, al pasar por uno de ellos leí un cartel que decía: “Si fuma, no lo haga en presencia de niños porque puede influenciar negativamente su conducta”.

 La acción pedagógica del ejemplo viene desde antiguo. Como apunta Jaegger: “Nada tan eficaz, para la guía de la propia acción, como el ejemplo y el modelo”[5].

 En la Grecia de Platón y Aristóteles, los legisladores eran considerados como los educadores de su pueblo, y con frecuencia, el legislador era colocado al lado del poeta[6], dado que, en realidad, la formación política podía resumirse en decir en bellas palabras y ejecutar buenas acciones. La areté (excelencia) política debía ser un saber, y un saber hacer.

 Dice Platón: “Toda Paideia es la educación para la excelencia que integra al hombre en el deseo y el anhelo de convertirse en un ciudadano perfecto y le enseñó a mandar y a obedecer sobre el fundamento de la justicia.

 El estado-ciudad antiguo, es el primer estadío, después de la educación noble, en el desarrollo del ideal humanista hacia una educación ético-política, general y humana”[7].

 Lewis Mumford y los prerrequisitos de la vida urbana

 Lewis Mumford, en su clásica obra “La Ciudad en la Historia”, que no ha perdido actualidad a pesar de las décadas transcurridas desde su publicación, señala que hay tres grandes limitaciones de la extensión metropolitana: la cantidad de agua, la cantidad de tierra y el costo del transporte, y nosotros agregamos el costo de la energía[8].

 Por otra parte, sobre los obstáculos a la circulación en la ciudad, Mumford cita al filósofo norteamericano Emerson, quien señalaba que: “La vida es cuestión de tener buenos días”, y Mumford añade: “pero también es cuestión de tener buenos minutos”.

 Ser bloqueado súbitamente en la ciudad, sin aviso previo y sin saber luego como proseguir la ruta para llegar al trabajo o a destino, constituye una fuente permanente de frustración y ansiedad, esto es, ingresar a la estructura agobiante de la angustia y el caos que se repite sin cesar[9].

 Hablando de la interrelación entre la ciudad y el entorno circundante, Mumford expresa: “En vez de llevar vida a la ciudad, de modo que todos tengan la oportunidad de tocar, sentir, cultivar la tierra, los ingenieros, apóstoles del progreso, optan por llevarse la esterilidad al campo y la muerte a la ciudad[10].

 Problemáticas propias de la urbanización

 Así como las metrópolis concentran todos los beneficios de la cultura, la economía, los avances civilizatorios y la promesa de grandes oportunidades, exponen los mapas de mayor inequidad social dentro de sus latitudes.

 El proceso de urbanización en los países en vías de desarrollo es excesivamente rápido, concentrado y costoso, lo que acarrea concentración de la pobreza, debiendo hacer hincapié en los problemas de vivienda, servicios públicos y contaminación; y ello se deriva en poblaciones excluidas de los beneficios de las grandes urbes, muchas veces dedicadas a actividades delictuales.

 En el contexto de la Segunda Conferencia HABITAT[11] llevada a cabo por Naciones Unidas, se reconoció la necesidad de urbanizar asentamientos precarios, considerado ello esencial para la transformación económica y para el bienestar social.

 La  Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó que el derecho al desarrollo constituye uno de los derechos humanos, y que la igualdad de oportunidades, como su correlato, es una prerrogativa de las naciones y de los individuos en cada nación.

 Semanas atrás, en Nueva York se presentó el Informe Mundial de las Ciudades 2016, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, ONU-HABITAT. Titulado “Urbanización y Desarrollo: Futuros Emergentes”, este documento recoge un análisis global de cómo ha sido el proceso de urbanización durante las últimas dos décadas, entre 1996 y 2016, que corresponde al período entre cada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sustentable, más conocida como Hábitat, que tuvo su primera edición en 1976 en Vancouver (Canadá). En Junio de 1996, en Estambul (Turquía), se realizó Hábitat II, y en octubre de este año se llevó a cabo Hábitat III en Quito (Ecuador).

 A solo  unos meses de este evento global, el informe buscar dar cuenta sobre qué lineamientos podrá incorporar la Nueva Agenda Urbana, considerada un programa base de diseño y planificación urbana, que se abordará en la capital ecuatoriana como una guía que oriente el desarrollo de las ciudades durante las próximas dos décadas.

 Por este motivo, el documento parte sobre la base de que los actuales patrones de desarrollo urbano son muy diferentes a cómo eran hace 20 años, al igual que los problemas que concentran los centros urbanos y los desafíos a los que se enfrentan.

 Corroborar este punto es posible al comparar las funciones que caracterizan a las ciudades. Por ejemplo, si hace dos décadas solo veíamos a las urbes como polos culturales, económicos y sociales, hoy es necesario tener en cuenta que también reúnen las condiciones para la producción, la innovación y el comercio en una escala global que termina por beneficiar a los países en donde están.

 Esta situación es posible comprobarla en los porcentajes de participación de ciertas ciudades en el Producto Interno Bruto (PIB) de sus países. Por ejemplo, en el área metropolitana de Manila vive el 12% de la población de Filipinas y la capital por sí sola contribuye con el 47% del PIB. En Francia, la realidad es similar debido a que en Paris habita el 16% de la población que aporta el 27% del PIB.

 A raíz de esto, las ciudades se han convertido en lugares atractivos para el empleo –formal e informal- en donde ha aumentado la productividad y la inversión en infraestructura y servicios en estos últimos 20 años, siendo más rápido el crecimiento y la masificación de las comunicaciones y de las tecnologías de la información.

 No obstante, es necesario tener presente que la urbanización debe ir de la mano de la planificación porque en caso contrario las ciudades se vuelven escenarios potenciales para otros problemas como la contaminación atmosférica, la congestión vial e incluso los conflictos civiles, según el informe.

 Otro aspecto que destaca el informe es la desigualdad que se ha acentuado en los últimos 20 años. De hecho, la ONU mide este indicador utilizando el coeficiente de Gini con el que estableció que cuando es mayor a 0.4 representa una línea de alerta. En este sentido, América Latina y el Caribe (0.5) y África (0.45) superan este coeficiente, mientras que Asia (0.4) lo iguala y Europa Oriental con Asia Central (0.35) están bajo este margen.

 Usando estos datos, el organismo internacional afirma que el 75 por ciento de las ciudades del mundo tiene niveles más altos de desigualdades de ingreso que hace dos décadas.

 Mitigar la desigualdad es posible, en cierto grado, a través de la planificación urbana, una labor catalogada como esencial en el informe para la conformación de ciudades sostenibles.

 Por otra parte, con respecto al cambio climático “las ciudades solo ocupan un 2% de la superficie del mundo, pero generan más del 75% de los gases de efecto invernadero y en ellas vive más de la mitad de la población. Sus gobiernos son responsables de tomar decisiones que impactan directamente sobre la vida de millones de ciudadanos. Sin embargo, no cuentan con un papel propio en las Naciones Unidas, donde están representadas por medio de los Estados, y tampoco pueden solicitar financiación directamente a los organismos internacionales para luchar contra el cambio climático. Los alcaldes de las mayores ciudades del mundo, reunidos en Quito con motivo de la gran cumbre sobre urbanismo sostenible, Hábitat III, se han unido para reclamar el peso específico que, consideran, merecen en la escena internacional.

 La II Asamblea Mundial de Gobiernos Regionales y Locales solicitó formalmente a la ONU la creación de un órgano donde las ciudades tengan voz y voto para poder implementar la Nueva Agenda Urbana.”[12]

 Los constituyentes de la ciudad de Buenos Aires advirtieron tal prerrogativa, y en el Preámbulo de la Constitución asumieron la responsabilidad de promover el desarrollo humano en una democracia fundada en la libertad, la igualdad, la solidaridad, la justicia y los derechos humanos, reconociendo la identidad en la pluralidad, con el propósito de garantizar la dignidad e impulsar la prosperidad de sus habitantes que quieran gozar de su hospitalidad.

 Es central el reconocimiento y desarrollo de los derechos humanos en los centros urbanos, debiendo los Estados garantizar un clima de autonomía individual y colectiva, donde la igualdad, la plenitud de la participación y la propia determinación de la persona, estén acompañadas por la ausencia de discriminación y marginalidad.

 Al idear estrategias para hacer frente a los problemas que radicalizan la pobreza y marginalidad en los centros urbanos, es importante mencionar la necesidad de centrar la atención en la insuficiencia de servicios urbanos básicos: agua, salud, vivienda, educación y trasporte, y en la urgencia de tomar medidas contra la falta de trabajo remunerado para trabajadores no calificados y migrantes.

 La dinámica de los asentamientos humanos, tanto a nivel micro como a nivel macro, requiere un pensamiento y una aplicación creativa y realista, de tal manera que los establecimientos urbanos dispongan de suficientes condiciones de espacio humano y social reforzando los valores fundamentales de seguridad, cooperación, paz y oportunidades para una acción recíproca significativa tanto entre las personas, como entre éstas y la comunidad[13].

 Política social, criminal y prevención del delito

 Nuestro país afronta desde décadas un problema central para la vida democrática: el Estado y la sociedad participan de una cultura de incumplimiento de la ley en un clima de corrupción agudizada.

 Es patente la esterilidad de reformas legislativas que no se acompañan de otras medidas intersectoriales y multidisciplinarias. Desde el punto de vista normativo, es bien sabido que el mero agravamiento de penas, especialmente en el contexto de una cultura orientada al no cumplimiento de la ley, no es suficiente para obtener resultados positivos y eficaces.

 El deterioro de la seguridad es un síntoma que muestra el deterioro del estado y alienta la justicia por mano propia.

 Uno de los grandes problemas de nuestros tiempos es así, instaurar un sistema sancionatorio que vigorice las conductas permitidas y no incentive los atractivos del delito desde la impunidad.

 Si bien parecería indispensable el dictado de políticas públicas eficaces de prevención del delito, que se formulen en el contexto del respeto a las libertades y derechos fundamentales de los ciudadanos, esa situación es casi siempre la excepción. 

 Estas cuestiones se han tratado en el 13º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal en Doha, Qatar, a principios de Abril de 2015. Se han propuesto diversas medidas, todas apuntando hacia un mismo norte: promover una cultura de la legalidad basada en la protección y el respeto de derechos humanos y del estado de derecho y aumentar la confianza pública en la justicia penal mediante la prevención de la corrupción. Los Estados miembros se han comprometido con ello; ofrecer respuestas eficaces a los problemas que se afrontan.[14]

 En la mayoría de los países, las políticas públicas nacen bajo el impacto de hechos delictivos que conmueven a las colectividades, lo que una distinguidísima colega, Ivonne Marx, llamaba la “política del pánico”.

 La política criminal de hoy debe responder a toda esta fenomenología que venimos señalando, articulando defensas eficaces para hacer viable un sistema democrático, donde el abuso de poder tanto de las corporaciones como del Estado tenga controles efectivos.

 Es necesario sujetar las políticas de prevención dentro de un orden de prioridades técnicas que respondan a las demandas y exigencias reales de la sociedad, a los objetivos históricos del Estado y a las tendencias profundas del crecimiento que reclaman un cuerpo social robusto y vigoroso. Las políticas de prevención en un sistema democrático deben estar basadas en un profundo respeto a los Derechos Humanos y a las instituciones, tratando de compatibilizar los intereses individuales y sociales con armonía.

 La prevención del delito implica siempre una intervención del Estado que se refleja en la legislación, en las agencias de control y seguridad ciudadana, y en la adopción de medidas encaminadas a desentrañar y corregir las causas sociales del delito.

 Ya en el plano especifico de la prevención de la delincuencia juvenil, la Organización de las Naciones Unidas ha esbozado determinadas líneas de acción, categorizadas como prevención primaria, secundaria y terciaria[15].

 La prevención primaria tiene como norte satisfacer necesidades básicas de la población en general, dando cabal sentido a la aspiración de igualdad de oportunidades y, constituyendo, así, la oportunidad de que el derecho se consagre como un catalizador de transformaciones sociales.

 Lo que se intenta es debilitar las bases sociales que son causas del delito: desocupación, disparidad del ingreso, falta de acceso a la salud, a la vivienda digna, a la recreación y el esparcimiento. En ese aspecto es que el Estado debe intervenir con políticas de desarrollo en el campo productivo y de servicios, aquellas tendientes a mejorar la calidad de vida, cobrando protagonismo -por su capacidad de penetración en los distintos estratos de la vida social- los programas especiales destinados a la infancia, la juventud las minorías, los ancianos, etc.

 La prevención secundaria es una fase no represiva que consiste en delinear y aplicar diversos programas destinados a grupos de alto riesgo, identificando zonas de alta criminalidad para predecir la actividad delictiva, definiendo formas tempranas de intervención y de diversión de delincuentes juveniles del sistema de justicia penal.

 La prevención terciaria pone su atención en el tratamiento individualizado del delincuente, con miras a impedir una recaída. Incluye no sólo sanciones penales basadas en la culpabilidad del delincuente, sino también una serie de medidas terapéuticas, educacionales o meramente custodiales reservadas para aquellos delincuentes impermeables a los efectos preventivos normales del derecho penal, debiendo asegurarle al ex-reo la posibilidad de inserción laboral posterior, a los efectos de lograr su reinserción.

 Además comprende “los esfuerzos para evitar los perniciosos efectos del encarcelamiento” creando alternativas a la prisión. Estas alternativas son de amplia eficacia sobre todo cuando las condenas a privación de la libertad resultan breves y pueden ser reemplazadas por sanciones de cumplimiento puertas afuera.

 Afortunadamente, parece haber una reacción positiva en ese sentido, como fue la reciente conferencia organizada por el BID y la Ciudad de Buenos Aires sobre los delitos violentos en América Latina, que, sobre datos aún incompletos, debido a las cifras negras del delito, se pudo tomar conocimiento del número aproximado de asesinatos cometidos en el continente latinoamericano (que asciende a 135.000 víctimas), el contexto en que se producen y el costo del crimen y la violencia (120 millones de dólares al año), ello a los efectos de poder idear soluciones innovadoras que provengan de lo local y respondan a lo local.

 Con respecto al delito urbano en nuestro país, nueve de cada diez ciudadanos temen ser víctimas del delito. Si bien el temor al delito se mantiene muy elevado, en el último año electoral se redujo un poco el foco social sobre la inseguridad. En 2015, el delito fue considerado como el principal problema de la Argentina por el 32,2% de los encuestados. Un año antes había señalado lo mismo el 42,5% de los entrevistados. Con la disputa electoral abierta tomaron más fuerza otras cuestiones, como la desigualdad social, la corrupción y el narcotráfico.

 El tema del avance narco también forma parte de la sensación de inseguridad colectiva. En otro documento elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, se había establecido que entre 2010 y 2014 se duplicó la percepción sobre la venta de estupefacientes en barrios de clase alta; alcanzó el 26% de las zonas sondeadas en la ciudad de Buenos Aires. En el conurbano el sentimiento de vivir rodeados de puntos de venta de droga llegó al 75%.[16]

 La victimización de menores

 Como pusiera de manifiesto en mi libro “Globalización, prevención del delito y justicia penal”, hoy en muchos países y regiones la victimización de niños y jóvenes ocurre más frecuentemente a manos de la marginalidad, la pobreza crítica, el maltrato, de la violación de las garantías de la Convención de los Derechos del Niño, la falta de acceso a la educación y trabajo, de la participación política y social que, por otra parte, provoca que los delitos cometidos por menores asuman un nivel de violencia sin límites.

 A ello se suma la privación y contaminación de las aguas, el derretimiento de los cascos polares a merced del calentamiento global y la transformación de los bosques arrasados en páramos invivibles, tornando cada vez más difícil lograr condiciones de supervivencia exitosa.

 Estos problemas no hacen más que acrecentar la inequidad social, que se expresa en todos los órdenes de la existencia individual y colectiva.

 Desde el punto de vista de la población infantil mundial, 160 millones de niños viven malnutridos de un modo severo o moderado y 110 millones, es decir tres veces más que la población argentina, no van a la escuela.

 El maltrato a los niños está presente en todas partes. Tanto en los países más desarrollados como en aquellos en vías de desarrollado, niños trabajan en condiciones peligrosas de esclavitud y prostitución, avanzando el delito trasnacional de tráfico de personas.

 Además los niños son utilizados como instrumento para las actividades criminales. El crimen organizado aprovechó la alta vulnerabilidad de los niños abandonados, explotados, abusados y marginados en virtud de su condición, edad, desventaja económica y situación sociopolítica.

 Los chicos de la calle merecen especial consideración, desde que, en muchas partes del mundo, constituyen una porción importante de la población. UNICEF estima que 50% de esos niños son de América Latina y la región del Caribe[17].

 Respecto a la situación social en Argentina, al menos un millón de niños y adolescentes, integrantes de familias que viven en situación de vulnerabilidad, no cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH). La estimación surge de un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) y coincide con los cálculos que hicieron en el Gobierno, desde donde afirman estar trabajando para identificar quienes son los menores sin cobertura para tratar de llegar a ellos. De hecho, a fines de octubre, el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció que comenzó a hacerse un censo en barrios populares, con ayuda de algunas organizaciones civiles.

 El informe de la UCA, basado en los microdatos de la encuesta sobre la deuda social que abarca a más de 5700 hogares de centros urbanos, concluye que algo más de dos de cada diez personas de entre 0 y 17 años no están amparados por alguna política estatal referida a ingresos. Y de ellos, aproximadamente la mitad seria en principio elegible para el cobro de la AUH.[18]

 El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas puso de resalto la gravedad de la situación de los chicos en nuestro país. Le preocupó la cantidad de denuncias de torturas, maltratos y fusilamiento en manos de las fuerzas de seguridad, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde se denunció, además, la existencia de escuadrones de la muerte que matan a chicos ladrones en una suerte de “limpieza social”.

 El respeto de los derechos de los niños y jóvenes se impone para conseguir la equidad social y el desarrollo material y espiritual del colectivo, nunca debiendo perder de vista las disposiciones de la Constitución de la ciudad de Buenos Aires que los reconoce como sujetos activos de sus derechos, les garantiza su protección integral y asume el deber de informarlos, consultarlos y escucharlos[19].

 Abriendo paso a la victimología

 Ante esta fenomenología resulta alentador que en los últimos tiempos haya ido ganando autonomía la victimología, como un estudio específico de la víctima, la victimización y la victimidad.

 La atención debida a las víctimas es sumamente importante y tiene objetivos preventivos tanto al posibilitar su recuperación, atendiendo sus necesidades emocionales y evitando situaciones de frustración que luego pueden traducirse en comportamientos agresivos, como al crear conciencia de que no existe impunidad, y que la justicia actúa tarde o temprano.

 La inseguridad frente al delito y la falta de confianza en las instituciones políticas del Estado es otra faceta de la realidad. En mayor o menor grado, la falta de confianza en todos los países del mundo frente a las instituciones del Estado, fundamentalmente las políticas y jurídicas, constituye una herencia que pesa sobre las poblaciones, especialmente debido a las terribles violaciones de derechos humanos y las decisiones que han tomado los Estados en contra de los sentimientos y aspiraciones de las mayorías.

 En nuestro país, en particular, el sector más vulnerable es la clase media no profesional, convertida en el grupo más victimizado. En un informe realizado sobre el problema de la seguridad en la Argentina, el 32% de encuestados de dicha clase social,  respondió haber sido víctima de asaltos, frente al 24% registrado en barrios humildes. En todos los niveles sociales se mantiene una alta desconfianza a la hora de realizar la denuncia, circunstancia que impide contar con cifras concretas de la penetración del delito con herramientas diferentes a las encuestas de victimización. Solo el 47% de las víctimas denuncian el hecho, revela el informe. [20]

 Esta falta de confianza en los gobiernos y la justicia, que es mayor en unos países que en otros, dispara un gatillo de protesta rabiosa, especialmente con los delitos violentos y cuando se ejercen sobre víctimas inocentes. Se inaugura así en la realidad una condena penal sin proceso y ejecutada por mano propia.

 Hay que trabajar por un acceso a la justicia efectivo para los sectores más desposeídos.

 La necesidad de darle un espacio a la víctima fue advertida por UNICRI que, en asociación con el ayuntamiento de Nápoles, organizaciones cívicas locales (particularmente asociaciones de víctimas de delitos) y los medios de difusión locales, elaboró recientemente un proyecto piloto con miras al empoderamiento de las víctimas de delitos y, en base a sus testimonios y experiencias, a la adopción de mejores políticas y prácticas en materia de prevención del delito[21].

 Una de las características centrales de un sistema jurídico para el desarrollo, es la de construir un instrumento efectivo de justicia social que establezca una relación sana y armónica de promoción espiritual y material entre Estado y sociedad, los diversos sectores sociales y económicos, permitiendo así el disfrute de derechos y libertades fundamentales.

 La crisis económico-financiera del año 2008 y su impacto global

 A dos mil años de la Atenas clásica, reflexionando sobre el impacto negativo en la vida colectiva de continentes y naciones, recordemos la terrible crisis económico-financiera, y luego social y política, del año 2008.

 En uno de mis recientes artículos[22] señalaba algunos efectos devastadores de la misma en las poblaciones de los países más seriamente afectados, traducidos hoy en una desesperanza generalizada y enfrentamientos entre gobiernos, instituciones financieras y económicas, partidos políticos y la población más vulnerable.

 Todo ello en un escenario de guerra que masacró a cientos de miles de civiles, y de migraciones que han conmovido con la potencia de su tragedia la conciencia adormecida del mundo contemporáneo.

 Decía San Agustín que cuando se secan las fuentes de amor y se agota el espíritu de caridad nada garantiza que sobreviva el espíritu de justicia. También añadía: ¿Qué no son los reinos sin justicia sino bandas de ladrones?

 Y cuando pensamos en las tragedias del siglo pasado, en las que han muerto más de 172 millones de personas en exterminaciones de regímenes despóticos y matanzas de víctimas inocentes, no queda más que reconocer que a pesar de algunos avances en la conciencia de la humanidad hacia el respeto de la dignidad de la persona, la vida, aún hoy, no ha sido particularmente protegida.

 En este siglo, las guerras han seguido inmisericordes a manos de sistemas financieros y económicos y corporaciones que en muchas instancias ejercen más poderes que los Estados, que, basadas en el abuso de su poder excluyente, han aumentado la desigualdad y la pobreza.

 Thomas Merton anticipaba: “igual que las matemáticas, los negocios y la tecnología necesitaban del cero para progresar, también el poderío político y económico necesitaban las abstracciones sin rostro del Estado y La Empresa, con su irresponsabilidad ilimitada para alcanzar la soberanía sin límites. Como resultado, la vida y la muerte, no sólo de personas individuales, de familias y ciudades, sino de enteras naciones y civilizaciones, deben someterse a la ciega fuerza de potencias amorales e inhumanas”[23].

 La estabilidad de la paz mundial se encuentra amenazada gravemente por guerras regionales, que endurecen las relaciones entre países, regiones y culturas, que hacen de cada hombre y mujer una cifra de riesgo en la lucha entre estados y organizaciones de enorme poder delictivo, como el narcotráfico y el terrorismo[24].

 Por ello debemos insistir en que la equidad social en el estado de derecho, es el pre requisito indispensable para una política efectiva de defensa de los derechos humanos en todas las regiones. La globalización no consiste hoy en una igualación del mundo en parámetros comunes sino en la reconstrucción de espacios signados como centrales, marginales y zona de exclusión[25].

 La bancarrota de los Estados ha agravado las condiciones de vida de miles de ciudadanos inocentes a manos de fraudes bancarios y financieros.

 A modo de ejemplo, en Grecia, el monto de las deudas del Estado asciende a 12.000 billones de Euros; en Islandia, la deuda actual importa un monto de 850 % de su PBI; y en los EEUU, es 350 veces su PBI[26].

 En el mundo desarrollado, los Estados siguen subsidiando a los Bancos culpables del desastre y empobreciendo la calidad de vida y los derechos de los ciudadanos. En esto existe también responsabilidad de los Estados y las organizaciones políticas, por haber ignorado la consideración de los valores de la persona en la formación jurídica[27].

 Todo ello contribuye a una cultura universal de la violencia donde sufren los más excluidos y los puestos al margen de los bienes espirituales, económicos y sociales.

 Si bien la puesta en marcha de la Corte Penal Internacional, de tribunales ad-hoc como el de la Ex-Yugoslavia y de Rwanda, los tribunales de Cambodia, del Líbano y de Sierra Leona y otros, constituyen una avanzada para defender violaciones masivas de derechos humanos en conflictos internos e internacionales, una reforma del funcionamiento y estructura del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aparece cada vez más como imperioso.

 Hoy nos encontramos frente a catástrofes del medio ambiente, que siguen su curso a merced de las variaciones climáticas y del fracaso de políticas eficaces del desarrollo sostenible. Y frecuentemente las conferencias internacionales concluyen en declaraciones sin metas ciertas y cronológicamente establecidas que muestren un compromiso real hacia soluciones compartidas desde la ejecución de las políticas.

 La situación de la pobreza en la República Argentina en el año 2009 y 2016, y el peso oro en 1906

 Quiero recordar aquí cómo las fluctuaciones violentas de índole económica, política y financiera afectan la equidad social de nuestro país.

 Pero antes, una noticia de 1906 dada por el New York Times[28] a comienzos del año 2015: en 1906 un fuerte terremoto azotó a la ciudad de San Francisco y tuvo como desenlace el incendio y destrucción de miles de hogares y lugares públicos y miles de muertos.

 La ciudad había asegurado sus edificios con firmas inglesas, lo que implicaba que Inglaterra debía transportar sus reservas de oro a Estados Unidos. Como ello debilitaba su economía, propuso a Estados Unidos apalancar su deuda con pesos argentinos, respaldados en oro.

 Estados Unidos se opuso, dado que si aceptaba, el peso argentino podría razonablemente desplazar al dólar como moneda de reserva internacional y sugirió que, en vez del peso, Inglaterra emitiera por la deuda bonos a corto plazo y alto interés. Inglaterra emitió esos bonos y, por ello, señalaba el New York Times, el dólar pasa a ser la moneda de reserva internacional. Si no lo hubiera sido, desde ese tiempo, el peso argentino hubiera seguido en un protagonismo global financiero y productivo, que situaba a nuestro país entre las naciones más prósperas de ese tiempo.

 Pero ello no fue así, y en contraposición contamos con recientes estadísticas que reflejan la afligente situación de la pobreza crítica que atraviesa nuestro país.

 El informe Poverty and Income Distribution in Argentina, Patterns and Changes del año 2009, que lleva la firma del economista Haeduck Lee[29], reflejaba lo siguiente:

 El 36.1 % de los argentinos no alcanza a comprar a fin de mes una canasta básica de bienes y servicios, la llamada línea de pobreza. Ello significa que 13.357.000 argentinos son pobres por ingresos, y el 8.6 % de la población vive en la indigencia.

 De cada 100 personas que habitan en la región nordeste del país 57 no llegan a comprar una canasta elemental de bienes y servicios; en el noroeste, la pobreza alcanza al 55.9 %; en Cuyo al 47.7 %; en Capital y Gran Buenos Aires al 29.3 %; y en la Patagonia al 29.8 %.

 Un reciente relevamiento realizado en Octubre de 2016 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), conjuntamente con las Direcciones Provinciales de Estadística (DPE), sobre las características socioeconómicas de la población argentina, arrojó los siguientes resultados:

 El 32,2% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, lo que incluye 2.022.000 hogares y 8.772.000 personas.En ese conjunto, el 6,3% de la población total se encuentra por debajo de la línea de la indigencia, con 425.000 hogares y 1.705.000 personas en esas terribles condiciones.

 Las compañías meta nacionales

 No hay que perder de vista que las corporaciones meta nacionales han asumido el protagonismo de la productividad y la tecnología, compitiendo con los Estados. Por ejemplo, Silicon Valley se ha posicionado y desafiado el poder económico de Wall Street[30].

 Algunas de esas empresas meta nacionales tienen como empleados a la población de pequeños países. WalMart tiene 2.2 millones de empleados en el mundo e ingresos anuales de 486.000 millones; Eslovenia: 2.1 millones.

 El valor comercial de la marca Samsung es de 45.000 millones de dólares, y el de la marca nacional de Croacia es de 32.000 millones de dólares.

 La dirección económica de Apple asciende a 87.000 millones de dólares, El Sultanato de Oman tiene un PBI anual de 82.000 millones, y el dinero en efectivo con que cuenta Apple excede el PBI de dos tercios de los países del mundo.

 Nestlé, la más grande productora de alimentos del mundo, tiene 333.000 empleados, 447 fábricas en 86 países, con ingresos anuales de 93.000 millones de dólares. 

 Goldman Sachs, la banca de inversión, con sede central en New York, tiene ingresos anuales de 34.000 millones de dólares, reservas internacionales rusas por 368.000 millones de dólares y activos bajo supervisión de 1.2 billones de dólares.

 Hoy, los diez bancos más grandes controlan el 50% de los activos de la administración mundial. Todos ellos poseen domicilio legal en un país, gerencia corporativa en otra, activos financieros en un tercero y personal administrativo en otros. Poseen billones de dólares en cuentas off shore y buscan lugares de impuestos bajos, recursos abundantes y conectividad ininterrumpida.

 Royal Dutch Shell, con sede central en La Haya, tiene ingresos anuales por 234.000 millones de dólares y posee participaciones petroleras en más de 70 países del mundo.

 Por lo que vemos, las corporaciones disputan hoy, palmo a palmo, el poder económico productivo de los Estados tradicionales.

 Sobre las ciudades globales

 La era de las naciones ha terminado y ha comenzado la era de las ciudades[31]. La mitad de la población mundial para 2010 era urbana, en ese año cinco de las ciudades globales más importantes se encontraban en Asia: Tokyo, Hong Kong, Singapur, Sídney y Seúl. Y otras tres ciudades se encontraban en Estados Unidos: New York, Chicago y Los Ángeles. 

 Sólo cuatro de las diez ciudades más globales del mundo son capitales nacionales.

 Londres, capital de un imperio que se desarrolló hace un siglo, sigue en el puesto Nro. 2 después de New York.

 Un ranking de ciudades globales, las ubica en él, no solamente por su población, sino por su nivel de influencia y poder en el mundo actual. New York ocupa el Nro. 6 en PBI y Nro. 2 en población; Tokyo es Nro. 1 en PBI y Nro. 1 en población; Buenos Aires está en el puesto Nro. 22 del ranking de ciudades globalizadas; es el Nro. 11 en PBI y Nro. 12 en población[32].

 En la Ciudad de Buenos Aires circulan 37.674 taxis, se entregan 450.693 licencias de conducir por año, funcionan 488 hoteles con 27.060 habitaciones, y viajan en el subte y el Premetro 1.032.370 pasajeros por día. Además, el distrito tiene un producto geográfico bruto de $146.380 millones, genera US$317.933 millones de exportaciones y cuenta con 2.180.562 puestos de trabajo registrados. Estas no son las únicas cifras que definen a la Capital Federal: por estos días el número que se discute es el de $178.223 millones, que es a lo que asciende el presupuesto para 2017, según el proyecto presentado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.[33]

 Recordemos aquí que de las grandes ciudades de la antigüedad, Roma pudo consolidar su poder como ciudad global, cuando reemplazaron su “ius civile”, solemne y ritual, que sólo los ciudadanos romanos entenderían, por el ius gentium, el derecho de gentes, flexible y abierto a todas las culturas administradas, no por el juez civil, sino por el pretor, una mezcla de juez y legislador.

 En la actualidad, Internet alberga en sus íconos y modos de comunicación, el idioma global con el mercado del ágora transformado en un escenario de billones de consumidores.

 Hoy las ciudades del mundo también están compitiendo para proyectarse con ventajas frente a las innovaciones de la nueva era tecnológica-virtual instaurada sobre los restos de la cultura del pasado próximo, que de pronto, resulta ser un camino que no tiene salida, sino a la adolescencia  y al atraso frente a los desalojos tecnológicos renovados de la globalidad. 

 Toda ciudad globalizada aspira a maximizar todos los aspectos positivos de las culturas históricamente relevantes y a poner de manifiesto a través de acciones continuadas y eficaces, esos rasgos únicos.

 Mi experiencia en algunas ciudades

 Nuestros años de vida en Viena, Austria (1980-1992) nos mostraron un paisaje urbano que fue testigo de la gran revolución arquitectónica, junto al barroco esplendente del palacio real, el Hofburg y la plaza de la Emperatriz María Teresa, refulgente en las mañanas soleadas aposentando los museos de Bellas Artes y el de Ciencias Naturales y el esplendor medieval de Saint Stephen, icónico símbolo vienés para el mundo.

 Desde la década del ‘60, en la que cesó la ocupación de las fuerzas aliadas, Viena ha pasado de ser una capital de imperio sin imperio, el austro-húngaro, a convertirse en una capital privilegiada del arte, de la cultura y de la música en la globalidad.

 La ópera de Viena y la gran sala de concierto MusikVerein, sus coros y los bailes de fin de año, reviven todo el esplendor del pasado imperial mientras que, el edificio de Naciones Unidas, mira hacia el futuro con una sólida estructura funcional.

 Desde este entonces, la ciudad de Viena impedía circular a todo vehículo que no poseyera seguro, siendo la nómina de asegurados e inspecciones obligatorias pre requisitos para obtener el patentamiento del vehículo.

 Además la policía vienesa cumplía funciones preventivas. En una recesión, un policía municipal tocó el timbre de mi residencia para decirme que la cubierta delantera derecha estaba muy gastada y que debía cambiarla de inmediato para evitar problemas más serios en el futuro.

 Celebramos que nuestra ciudad de Buenos Aires acaba de implementar las inspecciones obligatorias anuales de verificación técnica vehicular.

 Hace años que Viena no sólo desvía a los camiones de sus rutas para que no entren a la ciudad, sino que requiere que los vehículos funcionen con nafta sin plomo y catalizadores que eliminen la contaminación ambiental.

 La Viena de fines del siglo XIX, que habitaran Freud, Billroth, artistas como Klimt y Kokoschka, se abre paso hacia el futuro cuidando el verde, cuidando sus aguas, haciendo persecución rigurosa de la polución del ruido y los contaminantes ecológicos, ordenando un transporte público exacto, puntual y sin congestiones. 

 No he conocido ciudad donde con tanta rigurosidad los conductores de vehículos respeten a los transeúntes.

 Viena resulta, así, una de las primeras ciudades del mundo en calidad de vida.

 Esa Viena de fin de siglo muestra hoy también la furia del gran pintor Gustav Klimt, cuando ofrece en 1907 su segunda versión de “Jurisprudence” (Jurisprudencia) para la Universidad de Viena[34]; donde critica la justicia, los jueces y el mundo del derecho.

 Nos referimos aquí a este incidente debido a que nos habla de la percepción de la justicia por uno de los más grandes pintores del siglo XX.

 Mostraba Klimt el cuadro dividido en dos mundos: de un lado, arriba, jueces sin cuerpo, solamente los rostros, y en el mundo de abajo, infernal y casi submarino, la figura de una víctima vencida y sufriente, acompañada de tres furias inmisericordes.

 Recordemos que Palas-Atenea, la diosa de la justicia en Atenas, quiso construir la ley de la razón prevaleciendo sobre la ley de la venganza y el poder patriarcal, invitó a las Furias a presidir ese espacio.

 Klimt, en este cuadro, invierte los papeles, y las Furias de la razón se transforman en los símbolos de los instintos despiadados.

 Podría seguir con Ámsterdam y La Haya, donde el sistema de purificación y cambio del agua de los canales comenzado en 1575 no ha dejado de mejorar.

 Roma, Paris, Bruselas, Madrid, Copenhague, Londres, se ofrecen como paradigmas estéticos, artísticos y de innovación arquitectónica en el escenario globalizado.

 Nuestra ciudad, Buenos Aires, es, en ese mismo sentido, muy afortunada.

 Pasear por los bosques de Palermo, caminar por Recoleta, avizorar la inmensidad del rio de color de piel de león, como lo llamaba Don Eduardo Mallea, vivir el Teatro Colón y su magnificencia inolvidable y recorrer la historia viviente de sus barrios, señala nuestra deuda imperecedera con las generaciones que las imaginaron y ejecutaron. Son parte de esa conciencia histórica colectiva que caracteriza, como diría Renan, a un pueblo, a una nación.

 Una conciencia histórica de una tierra que albergo, bajo el lema constituyente de Juan Bautista Alberdi: “Gobernar es poblar, a casi todas las culturas y pueblos del mundo, para vivir en paz y libertad”.

 Conclusiones

 Querría citar, para concluir estas reflexiones, dos frases trascendentales de la Encíclica Laudato Si, del Santo Padre Francisco, que transitó sin cesar por las calles de nuestra ciudad, con acciones de esperanza y fraternidad.

 “Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos”

 “El amor lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo es también civil y político y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor”[35].

 Muchas Gracias.

 

 [1]Castoriadis, Cornelius. “La ciudad y las leyes”, ed. Fondo de Cultura Económica, México, págs. 100-101.

[2]La Real Academia Española define anomia como: 1. La ausencia de ley y 2. Conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación.

[3]Castoriadis, ob. cit., pág. 103.

[4Mumford Lewis: “La Ciudad en la Historia”, Ediciones Infinito. Buenos Aires. 1968 Vol. II, págs. 169-171.

[5] Jaegger, Werner, Paideia, pág. 59.

[6] Ídem.

[7]  Platón. Leyes. Edit. Por Jaegger, pág. 132.

[8] Mumford, Lewis. “La Ciudad en la Historia”, Ed. Infinito, Bs. As., 1968, Vol. I, pág. 720.

[9]  Mumford, Lewis. Ob. Cit., pág. 722.

[10] Mumford, Lewis. Ob. Cit., pág. 696.

[11]  World Cities Report 2016. Urbanization and Development: Emerging futures. U.N HABITAT II

[12] Www.elpais.com “Los alcaldes de las grandes ciudades piden protagonismo” 17/10/16

[13] David, Pedro R., Globalización, Prevención del Delito y Justicia Penal, Ed. Zavalía, Buenos Aires, 1999, págs. 221-225.

[14] 13º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal. “Proyecto de declaración de Doha sobre la integración de la prevención del delito y la justicia penal en el marco más amplio del programa de N.U para abordar los problemas sociales y económicos y promover el estado de derecho a nivel nacional e internacional, así como la participación pública. Doha, 12 a 19 de Abril de 2015.

[15] David, Pedro R. “Sociología Criminal Juvenil”, 6ta Edición Actualizada. Ed. Lexis Nexis de Palma, Bs. As., 2003, Capítulo I “Políticas sociales, política criminal y prevención del delito, págs. 29-32. 

[16] Diario “La Nación”, “Temen ser víctimas del delito nueve de cada diez ciudadanos”, pág. 38, 4/11/16

[17] David, Pedro R., Ob. Cit.         

[18]Diario La Nación, “Un millón de niños al margen de la asignación social por hijo”, pág.9, 6/11/07.

[19] Arts. 39 y 40 de la Constitución de la ciudad de Buenos Aires.

[20] Diario “La Nación”, “Temen ser víctimas del delito nueve de cada diez ciudadanos”, pág. 38, 4/11/16

[21] Naciones Unidas. Consejo Económico y Social. Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal. Sesión nro. 23.  Promoción de la prevención del delito y la seguridad en entornos urbanos.

[22] David, Pedro R.: Mitos y realidades de los Derechos Humanos en América Latina. En el volumen “Dignidad humana. Estado de derecho y orden jurídico penal sin fronteras”. Wolfgang Schöne. Coordinador, Ediciones Librería El Foro, Asunción, Paraguay, 2013, págs. 6-50.

[23]  Confr.: Merton T. “Semillas de Destrucción”, págs. 146-147.

[24] David, Pedro R., Ob. Cit., págs. 10-13.

[25]  Idem.

[26]  Idem.

[27]Idem.

[28] The New York Times. Magazine. Adam Davidson, “In Greenbacks we trust”, 27/2/2015.

[29]  Diario Página 12. Maximiliano Montenegro, “El legado de Menem al próximo gobierno”, 23/3/1999.

[30] “El concurso de los titanes”. Foreing Policy, Edición Argentina, Marzo-Abril de 2016, págs. 100-104.

[31] Índice de las ciudades globales. Un proyecto conjunto de Foreing Policy, A.T Kearney y el Chicago Council on Global Affairs, Archivos del presente, págs. 114-122.

[32] Khanna Parag, Archivos del presente. Artículo: “En la ciudad sin límites”, págs. 117-122.

[33] Diario La Nación. Informe especial: “Pesos porteños: cómo gasta sus recursos la Ciudad”. 6/11/2016

[34] Schorske, Carl E. “Fin De Siecle Vienna: Politics and Culture”, Ed. Vintage Books, New York, 1980, págs. 247-251. Cuenta el autor que la primera versión mostraba a una Justicia que blandía una espada, a fin de enfrentar el peligro de un pulpo sombrío del delito y la malignidad. Y fue rechazada debido a sus diferencias sobre el cuadro “Medicina” en 1901 por los directivos de la Universidad. 

[35] Santo Padre Francisco. Carta Encíclica Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común, Conferencia episcopal Argentina, Oficina del Libro, págs. 172-173.

 

BIBLIOGRAFIA

13º Congreso de la ONU sobre Prevención del Delito y Justicia Penal. “Proyecto de declaración de Doha sobre la integración de la prevención del delito y la justicia penal en el marco más amplio del programa de ONU para abordar los problemas sociales y económicos y promover el estado de derecho a nivel nacional e internacional, así como la participación pública”. Doha, 12 a 19 de Abril de 2015.

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