OLMOS: DOS LÍNEAS ATRAVIESAN LA HISTORIA CONSTITUCIONAL
Al finalizar el año en el que se evocó la Reforma Constitucional de 1994 y su repercusión e incidencia dos décadas después, el Presidente del Consejo de la Magistratura Porteña, Dr. Juan Manuel Olmos, destacó la importancia estratégica de haber incluido con jerarquía constitucional a las principales Convenciones de Derechos Humanos.
Lo expresó con las siguientes palabras:
Es imprescindible que las nuevas generaciones conozcan y comprendan el proceso histórico argentino que las ha precedido. Cuando doy clases en el CBC estimulo a mis alumnos a analizar el desarrollo de la construcción constitucional, máxime a los que están cursando para ingresar en Derecho.
Ese análisis comienza observando cómo nosotros, los argentinos, a lo largo de nuestra historia, podemos detectar dos corrientes, o dos líneas, en el desarrollo institucional. Una corriente virtuosa que es aquélla que incorpora derechos acompañando hechos sociales, e hitos históricos que en cada etapa fueron moldeando lo que hoy es el conjunto de derechos y garantías que consolidan al actual estado democrático.
Agregando además, que debemos reconocer que se ha llegado hasta aquí porque mucha gente -durante largos años- ha luchado y sufrido para alcanzar esta construcción actual. No olvidemos que generaciones enteras entregaron su vida en la conquista del estado de derecho que hoy podemos gozar.
También les digo a mis alumnos que el punto de arranque constitucional tiene su origen en la Asamblea del año XIII, y su continuidad en las siguientes asambleas constitucionales, fundamentalmente la de 1853 y sus reformas posteriores. Todas ellas marcaron etapas institucionales durante el s.XIX, que dieron nacimiento y forma a nuestra Carta Fundamental.
Al llegar al siglo XX, reivindicamos la Ley Sáez Peña como un hecho histórico de incorporación de los derechos políticos plenos para una parte importante de la sociedad, que se completará –décadas más tarde- con la ley del voto femenino.
Podemos decir que se ampliaron los derechos para todos los habitantes de la República Argentina, precisamente en 1949, con aquella constitución que no muchos enseñan en la facultad y no muchos consignan en los textos o discursos sobre derecho constitucional. Sin embargo fue un hito importantísimo para esa época que un texto constitucional incorporara los derechos sociales, poniendo la decisión y el eje en la justicia social como un máximo valor para la sociedad argentina. Aunque muchos lo olvidan, nosotros lo incorporamos en nuestro trabajo docente y así damos luz a ese momento histórico.
Finalmente valoramos la Convención de 1994 que generó la reforma constitucional con mayor consenso político, incorporó todos los nuevos derechos y garantías y logró se les diera jerarquía constitucional a los tratados o convenciones internacionales de derechos humanos al incluirlos en el art. 75, inciso 22 de nuestra constitución.
Ese proceso constructivo institucional fue acompañado –a lo largo de nuestra historia argentina- por una línea viciosa, destructiva, que siempre fue en paralelo a la corriente virtuosa de incorporación de derechos políticos, sociales y culturales y económicos. Esa línea negativa interrumpió reiteradamente el desarrollo de la línea virtuosa, quebrando las construcciones institucionales que legitimaba la sociedad argentina.
Así ocurrió en 1930, derrocado el presidente Hipólito Yrigoyen, con la doctrina de facto de la Corte y la interrupción de los derechos políticos y comienzo de la década infame. Fue la primera interrupción grave a la construcción virtuosa que con mucho sufrimiento, batallas y guerras civiles, el país había alcanzado lograr un piso de derechos políticos.
Luego, en 1955, no sólo hubo violación a los derechos políticos sino que también cayeron los derechos sociales y todos aquellos derechos y beneficios que se habían conquistado desde 1945. Ese golpe de estado fue muy violento, precedido del bombardeo a la población civil del 16 de junio; no sólo interrumpió la línea de ascenso en los derechos políticos, sino que además negó y anuló las conquistas sociales, los derechos laborales, de la familia, de la ancianidad, de la educación y la cultura, es decir, todo lo que se había obtenido en los diez años anteriores.
Para llegar finalmente a la peor etapa de vulneración de los derechos en la Argentina que se extiende hasta el 24 de marzo de 1976 y se prolonga hasta el 10 de diciembre de 1983. Ha sido ése un tiempo negro para nuestro pueblo, durante el cual se violaron sistemáticamente los derechos humanos, fueran éstos políticos, sociales, económicos, o culturales. Y todas las garantías. Si hay un momento, en la historia argentina de violación sistemática y prolongada de derechos y garantías esos fueron los años que van de 1976 a 1983.
Así ha transcurrido nuestra historia, la de las dos líneas.
Hoy estamos poniendo en valor el último hito de nuestra historia constitucional, al publicar algunos de los mejores discursos de la Convención Constituyente de 1994, referidos a los Derechos Humanos. Ustedes verán, cuando lean sus textos, que hemos respetado la pluralidad política y sus páginas contienen las ideas y palabras de los diferentes convencionales que participaron en los debates.
La actual construcción de nuestro estado de derecho le ha dado a nuestro país y a nuestra democracia un estándar jurídico de avanzada y del que no se va a poder volver atrás. Por eso hoy estamos recordando y publicando los discursos que dieron pie a la incorporación constitucional de los derechos humanos, para que todos aquellos que no fueron parte de esos debates tengan la oportunidad de conocerlos.
Es también una forma de contribuir modestamente al fortalecimiento de la línea virtuosa que nos merecemos todos los argentinos.
Nota: síntesis del discurso grabado el 2-12-2014 al presentarse en la Legislatura porteña el nro.2 de PensarJusBaires y su Suplemento “La Constituyente de 1994 y los Derechos Humanos”.